Capítulo 1: El Despertar de un Monstruo
- María Consuelo
- 26 feb 2017
- 4 Min. de lectura

Lyon es un chico de diez años como cualquier otro, muy extrovertido y curioso. Le encanta hacer enojar a los mayores para así escapar de ellos y reírse de cómo tratan de alcanzarlo. En cuanto a su apariencia era uno de los chicos más populares ya que además de tener los hermosos ojos de un Volteriano, tenía una mirada dulce y llena de alegría. Su cabello de color castaño claro se destacaba por tenerlo siempre desordenado y por supuesto sus habilidades con la magia eran la envidia del resto, incluso para algunos adultos.
A pesar de que Lyon tenía muchos amigos, disfrutaba estar solo para correr por los bosques con sus pies descalzos y así sentir la energía que fluía desde la tierra. A veces podía estar un día completo admirando la naturaleza a su alrededor olvidándose por completo de sus deberes, de su familia, y del pueblo.
Cierto día, Lyon salió a practicar las técnicas de magia y lucha que había aprendido en la academia del pueblo junto a sus amigos en una de las colinas cercanas. Practicaron toda la tarde hasta que el cansancio los venció y todos se quedaron dormidos en el suelo, pero Lyon pudo descansar sólo unos minutos. Sentado en el césped observó a sus amigos, algunos roncaban tan fuerte que estaba seguro que los podían escuchar en el pueblo, mientras otros hablaban dormidos. Esto hizo que Lyon soltara una pequeña risa y rápidamente se cubrió la boca para que sus acompañantes no se despertaran. Luego de un rato se dio cuenta de la paz que tenían los rostros de sus amigos, la verdad es que Lyon no podía estar más contento.
De repente uno de sus amigos llamado Tristán se despertó y dando un gran bostezo se dio cuenta de que Lyon los estaba mirando fijamente con una gran sonrisa pero a la vez con una expresión extraña.
-Lyon ¿Qué ocurre?
-Sólo los veía dormir mientras pensaba en lo feliz que somos y lo tranquila que es nuestra vida aquí.
-Tristán sonrió y asintió. -Sí, opino lo mismo. Creo que somos muy afortunados de vivir en este pueblo, aunque si no fuera por los secuestros para vender nuestros ojos, esto sería un paraíso.
-Estarías pidiendo mucho si no sucedieran cosas malas. En todos lados existen personas con malas intenciones, pero estoy seguro que podría a derrotarlos si tan sólo estuvieran frente a mí.
Luego de eso, Lyon se quedó mirando por un momento el pueblo pero sus pies no dejaban de moverse.
-Lyon - dijo Trsitán - Creo que te conozco muy bien y sé que ese movimiento en tus pies significa que quieres ir al bosque.
-Lyon soltó una carcajada- Así es, quiero ir aunque sea unos minutos ¿Le avisarías a mis padres que llegaré antes del anochecer?
-No hay problema, anda. Despertaré a los chicos para irnos al pueblo en un momento-
Así Lyon corrió hacia el bosque pero algo lo hizo mirar hacia sus amigos y se despidió de Tristán quien le gritó - ¡No llegues tarde o tus padres se enojarán!- Lyon asintió y siguió corriendo entre los árboles hasta que se tropezó con una raíz de un árbol y cayó golpeándose la cabeza con una piedra, dejándolo inconsciente.
De repente, sintió un extraño olor a humo y gracias a eso pudo despertar, sin embargo, el hedor era tan fuerte y repugnante que no le permitía respirar bien. Levantándose, limpió la sangre que caía en su frente y al voltearse vio un inmenso incendio que hacía arder a Volter. Su instinto le gritaba que corra sin mirar atrás ya que podía percibir un aura muy fuerte y peligrosa, pero no podía dejar a su familia y a sus amigos así como así. Comenzó a correr lo más rápido que sus pies le permitieron y abriéndose paso entre los escombros encontró su casa completamente destruida con su padre, su madre y su pequeña hermana fuera de ella, pero sin vida. No podía creer lo que estaba viendo. Sus piernas comenzaron a temblar y con pasos inciertos fue acercándose a su madre. Cayendo de rodillas a su lado, se dio cuenta de que su madre tenía una marca en su cuello, fue a ver a su padre y a su hermana y descubrió que tenían la misma marca. Luego corrió hacia la casa de Tristán secándose las lágrimas.
-Por favor Tristán no. No Tristán. ¡No quiero quedar solo!- Pensó-
Pero de la nada escuchó un gran estruendo y vio una gran sombra en frente de él que decía:
-¡Hay un sobreviviente, mátenlo! Ningún habitante de Volter debe quedar con vida ¡Son una molesta plaga!-
Lyon trató de usar su magia, pero nada salía de sus temblorosas manos, y cuando se percató de que muchas sombras venían hacia él, se levantó rápidamente y huyó del pueblo corriendo, llorando y gritando durante casi toda la noche en el bosque haciendo paradas cuando su cuerpo ya no le respondía hasta que finalmente se desmayó.
Unos cazadores de un pueblo cercano vieron a Lyon en el suelo cerca de unos árboles y lo llevaron a la casa de un médico quién le proporcionó los primeros auxilios debido a todas las quemaduras que obtuvo al ir a ver a su familia en Volter. Cuando Lyon abrió sus ojos, tanto el médico como los cazadores saltaron con miedo y se alejaron de él. Sus hermosos ojos dorados ya no eran los de un niño, o los de cualquier persona normal. Éstos eran rojos y estaban tan llenos de ira que parecían los de un monstruo.
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